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Prevenir siempre es mejor que curar, y hacerlo a tiempo evita complicaciones

Es cierto, vivimos más y mejor: enfermedades que eran mortales, hoy día son crónicas y permiten tener una calidad de vida más que aceptable.

No hace tanto que niños y adultos morían consumidos por la diabetes, al no existir la posibilidad de inyectarse insulina, al no haber una forma segura y &able de ver cuánto azúcar tenían en la sangre y poder ajustar la medicación. No hace tanto que sólo podíamos utilizar viales de insulina, jeringuillas…

Hoy día, tenemos plumas de insulina o “ bolis” que son más prácticos, higiénicos y sencillos de manejar, tenemos distintos medidores que se adaptan a nuestras necesidades y tenemos tiras de glucemia que nos permiten cambiar los tratamientos al momento sin esperar meses a ver el resultado de una analítica. Esto es el avance de la historia.

Durante estos años, los enfermos crónicos han pasado de ser minusválidos a personas con discapacidad.

Ya no hay “sidosos”, “cancerosos”, “leprosos”, “diabéticos”…hay personas con un problema de salud que requieren atención permanente, aunque están totalmente integrados en la sociedad. Pero a veces, la historia retrocede. Llega una crisis y los enfermos crónicos son un lastre, un gasto excesivo (como si hubieran decidido estar enfermos).

En la Alemania nazi, los colegios enseñaban matemáticas con problemas como “Con lo que cuesta mantener a nuestros enfermos crónicos, ¿cuántos prestamos a fondo perdido se podían dar a parejas jóvenes y sanas?” Hoy día cambia el enunciado pero la cuestión que plantea el poder político es la misma ¿cuánto podemos ahorrar con esta gente que gasta tanto? Prevenir siempre es mejor que curar, y hacerlo a tiempo es evitar complicaciones que sí son caras.

Sin prevención volveremos a ver amputaciones, ictus, cegueras, aumento de diálisis…

¿Somos un gasto prescindible?
¿Es este el ahorro?
¿Es lo que queremos?

Como ciudadanos tenemos derecho a obtener todos aquellos tratamientos que nuestra enfermedad requiera para vivir mejor y más tiempo, y como representantes nuestros, los políticos tienen que velar por la salud y el bienestar de los ciudadanos que les han votado, y buscar formas de financiación del gasto público que no sean a costa de la salud de sus electores.

Junta directiva de la Asociación Valenciana de Diabetes